El tiempo y los paisajes de Josefina Junco

J.L.Argüelles . La Nueva España 31-03-2016


La pintora asturiana inaugura mañana en la sala gijonesa Cornión Caminos, la obra última de una artista dueña de una muy singular figuración.

Algunos artistas se aquilatan con el paso de los años, extraen lo mejor de su experiencia y muestran las facetas más exactas de sí mismos. Se desprenden, en fin, de los engolamientos estilísticos y de las facilidades retóricas para concentrarse en lo esencial sin abandonar las obsesiones temáticas y estéticas que les son propias, su singularidad. Es el caso de Josefina Junco (1949), pintora parraguesa afincada desde muy joven en Gijón, donde ha sido también profesora de Lengua y Literatura en el instituto "Doña Jimena Su muy acotado mundo plástico, concebido desde una sugeridora figuración que se sostiene en las correspondencias de la composición y en el sólido sostén del dibujo, se ha ido asentado desde la renuncia a la reiteración de lo accesorio, que nada añade, para buscar lo sustancial en las sendas de la variedad. Y todo sin restar primor a su obra.

De ahí que Caminos, el título elegido para la exposición que inaugurará mañana, viernes, en la sala Cornión, en Gijón, esté justificado. Es sencillo y exacto, pues no otra cosa encontramos en estos cuadros que vías por las que Josefina Junco ha transitado hasta llegar a una pieza como "Inmensidad", firmada este mismo año y con la que su autora parece querer hacer resumen de lo andado hasta ahora y, a la vez, lanzar sus dados al aire de una encrucijada. Es como si la pincelada buscara ahí, resuelto el asidero figurativo, un vagabundeo hacia las instancias de la abstracción y del puro pintar. Veremos, en el inmediato futuro, si es punto de partida o sólo de llegada, la cuajada manifestación de una artista a la que, como ella misma confiesa, le aburre la repetición y le tienta el reto de la novedad.

Josefina Junco, pintora que no hizo su primera individual (también en Cornión, a la que ha seguido fiel) hasta tener cercanos los cuarenta años de edad, no sólo posee una exquisita técnica (sus veladuras, por ejemplo, o las perspectivas) y un acuñado estilo, como hemos venido escribiendo hasta aquí. Es autora que, además, dice cosas desde el poso de una melancolía serena y alejada del desgarro histriónico, cuya pátina deja en todo lo que termina: paisajes urbanos y campestres, casas y barcos, flores y muñecas, mecedoras y relojes.

Su pintura ofrece, creo yo, dos temas fundamentales: esa personalísima relación que establece entre los volúmenes y el color, y, por otro lado, la suave herida abierta por el paso del tiempo ("sed fugit interea, fugit irreparabile tempus", escribió Virgilio en Las Geórgicas) y que ella señala levemente, sin énfasis.

En Caminos reúne veinticuatro óleos sobre lienzo (ella prefiere el lino Velázquez) que resumen los espacios explorados y convertidos desde el año 2013, fecha de su última muestra individual en esta misma galería, en la geografía de una pintura que aspira a concretar una visión íntima del mundo exterior (los paisajes, por ejemplo, en los que deja siempre su manera de mirar) o de las propias imaginaciones (las que caen del lado de los sueños y los símbolos). junto a paisajes urbanos de Madrid ("Plaza de Ramales" o "El Senado"), en los que se adunan el toque naíf con un puntilloso gusto por el detalle -y también de un Gijón ("Por el muelle") convertido en muy hermoso emblema- hay también notables ejemplos de su gusto por los espacios litorales o la naturaleza asturiana y su verdura: de "El Musel (zona)" a "Resplandor', de Arena' a sus "Paisaje verde". De gran belleza y rigor compositivo es "Agri mater", en el que Josefina junco vuelve al manzano como evo-cación tal vez de un perdido (o no del todo perdido) paraíso.

Se completa esta exposición con piezas de menor tamaño, cuyo contenido despliega en series en las que 'a la artista le bastan tres o cuatro elementos (una mecedora, una flor, una muñeca, un reloj, unas aves...) para construir imágenes de filiación onírica (ella misma habla en ocasiones de su amor por la obra de Chagall), muy bellas y de gran voltaje expresivo.